Capítulo 9:
¿Treinta días?
¡Bah, cosa sencilla!
Bella POV.
Treinta días.
Esas dos palabras se repitieron en mi mente constantemente. Distintos timbres, altitudes y melodías. Cada vez sonando más deprimente y enfermizo. Me quedé en shock algunos momentos, incapaz de saber cómo responder a eso. ¿Cómo era posible mi suerte? Despertar casada no era lo peor que podría pasarme, ahora lo entendía. Lo peor, y sí que era malo, era el hecho de no poder divorciarme.
Después de todo, esto sólo podría pasarme a mí.
-¿Señor Vulturi?- llamó una muchacha de figura escultural desde la puerta. Aro levantó la cabeza en su dirección, imité su gesto, dispuesta a apreciar la belleza de aquella mujer.
Era de nuestra edad, en promedio. Con una melena castaña caoba, lustrosa, hasta mitad de la espalda; en capas y desgrafilada, con luces más claras, suelta y ondulada. Vestía pantalones formales negros, y una blusa de botones, tres cuartos, blanca. Calzaba unas preciosas zapatillas plateadas.
-¿Qué ocurre, Heidi?- la joven negó levemente y sonrió al percatarse de nuestra presencia, y la no tan desapercibida tensión. –Chicos, ella es mi sobrina y secretaria, Heidi Vulturi.- la joven entró en la oficina y se detuvo al lado de su tío.
-Un placer.- dijo con su voz alegre. –¿Tío Aro?- cuestionó con sutileza, tanteando el terreno. El hombre le sonrió cariñosamente. –Ha llamado el tío Cayo, dice que deberías acompañarlo.- sonrió ante sus propias palabras. –Y mi padre ya viene en camino, le tomará treinta minutos hacer el viaje del aeropuerto hacia aquí.-
-Eso es una noticia bastante agradable, cariño.- la sonrisa en el rostro de Aro era en extremo encantadora, podía relucir en la oscuridad; en especial por sus dientes blancos como perlas. –Gracias, Heidi.- ella sonrió de nuevo, nos deseó un gran día y se marchó.
-Rosalie tiene competencia.- susurró Alice de forma que sólo yo la escuchase. Sonreí levemente, sobretodo al ver el disgusto en el rostro de mi amiga de rubios cabellos.
-¿Han escuchado eso, chicos?- cuestionó Aro con voz alegre. –Mi hermano, Marco Vulturi, puede hacerse cargo de su caso.- su mirada se centró en mi rostro, y pronto sentí mis mejillas arder ante su mirada profunda e intimidante.
-¿Tío Aro?- Heidi volvió a abrir la puerta. –Tiene una llamada.- Aro asintió con la mano y Heidi cerró la puerta de nuevo.
-Si me disculpan, chicos. Debo atender un asunto.- La voz de Aro sonó demasiado profunda, incluso un poco tenebrosa.
-Excelente, Sr. Vulturi.- cantó Alice, poniéndose de pie. –Iremos a comer y volveremos en una hora.- Aro asintió y descolgó el teléfono. Nos pusimos de pie y salimos de la oficina.
-¿A dónde vamos, Alice?- pregunté cuando nos subimos a su coche.
-Bueno, pensaba en ir a uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad.- me encogí de hombros, sabiendo que no tenía caso comenzar una pelea con ella.
Rosalie POV.
Llevábamos bastante rato sentados sin decir nada. Jasper y Alice eran los únicos que hablaban, o discutían, sobre la boda. Bella seguía picoteando su comida, distraída, y no miraba a nadie. Emmett y Edward se miraban constantemente, pero no se atrevían a romper el silencio. Yo, por mi parte, comenzaba a cansarme de la situación.
El móvil de Alice comenzó a sonar alegremente. Ella lo cogió pronto, y después de discutir algunos minutos, se puso de pie.
-Era del hotel, me necesitan ahí.- se encogió de hombros, pidió una disculpa. –Nos vemos más tarde.- mi hermano y ella partieron.
-Aburrido.- dijo Emmett pasados unos minutos. –¿Vamos a ver una película, Rose?-
-¿Qué dicen chicos?- pregunté, mirando a Bella fijamente. Ella levantó la cabeza en mi dirección e hizo una mueca. –Tomaré eso como un 'no'. ¿Qué hay de ti, Edward?- el aludido miró a Bella, luego a su hermano y al final negó con la cabeza.
-¿Rose?- llamó Emmett, poniéndose de pie. Suspiré derrotada y salí con él. Edward y Bella venían detrás de nosotros, pero no pensaban colarse a la película. Pronto nos separamos.
Mi celular comenzó a sonar. Alice comenzó a reírse del otro lado de la línea. Al parecer, todo era un plan para dejarlos solos. Emmett y ella estaban detrás de todo. Ahora me arrepentía de haber firmado para la boda, no debí seguirles el juego. Y eso del matrimonio con Ali, era un truco. No estábamos casadas realmente, pero debíamos hacerles pensar que sí.
-¿En qué piensas, amor?- la voz de Emmett me tomó por sorpresa. Pegué un salto y me sonrojé.
-Me preocupa Bella.- admití al final, suspirando derrotada.
-Va a estar bien, cariño.- intentó seguir, pero le corté.
-¿Y qué si no?- me estaba comenzando a sentir culpable por ser cómplice de todo ese juego.
-No te preocupes, Rose. Edward es lo que ella necesita, y Bella es lo que Edward siempre ha esperado. Aunque ahora no lo saben con certeza.- se encogió de hombros y tomó mi mano.
Deseaba que así fuera. Lo deseaba con todo mi corazón.
Edward POV
Bella no dejaba de mirar su reloj. Seguro deseaba volver a donde los Vulturi y arreglar lo del divorcio. Yo no estaba de acuerdo con esto, me gustaba la idea de estar con ella. Quería conocerla. Si ya me gustaba, ¿por qué no dar una oportunidad?
-Bella.- le llamé. Estábamos en un parque, y no había mucha gente. Sus ojos chocolate me miraron con curiosidad, y luego se endurecieron.
-Mira, Edward.- dijo molesta. –Tú no quieres estar casado conmigo,- pensé en desmentirle eso, pero no me dio oportunidad,- y yo no quiero estar casada contigo.- Touché. Ese había sido un golpe bajo. –Pero no hay nada que podamos hacer, por lo menos hasta que hablemos con Marco Vulturi.-
-Bella, no entiendo por qué quieres el divorcio.- sus ojos se abrieron con incredulidad y la vi hacer una mueca.
-Muy gracioso, Edward.- dijo sarcástica, poniendo los ojos en blanco. Eso me molestó realmente, ¿por qué pensaba que era una broma?
-No le veo lo divertido.- respondí cortante. No me agradaba el rumbo que tomaba esto.
-Tu pregunta es totalmente estúpìda.- puntualizó veloz.
-¿Qué?- enarqué una ceja, enojado. –No es estúpida.- me crucé de brazos con indignación. Estaba siendo infantil, pero quería una respuesta.
-Si lo es.- dijo mordaz, moviendo los brazos con exasperación.
-No.- dije tajante.
-Si.- cortó de nuevo.
Estuvimos bastante rato peleando con "Si" y "No". Fue desesperante, y parecíamos dos niños caprichosos. Al final suspiré derrotado y desistí, ella no dijo nada. Miró su reloj de nuevo y comenzó a caminar rumbo a la oficina de Aro Vulturi. No me quedó más remedio que seguirla.
Cuando llegamos, nos atendió cordialmente Heidi. No sé si era mi imaginación, pero esa chica parecía estar coqueteando conmigo. Me ponía de nervios, completamente de mal humor. Bella la miró de arriba abajo y preguntó por Marco Vulturi.
Heidi le regresó la mirada con fastidio, pero antes de conducirnos a ver a su padre, le dirigió una sonrisa burlesca que Bella regresó con una mueca. Esas dos chicas se asesinaban con la mirada, y yo no comprendía el motivo.
Bella POV
¿Cómo era posible que aquello siguiera del mismo modo? Marco Vulturi no había ayudado en lo más mínimo. Incluso la situación se encontraba peor, ¡cómo si no fuera suficiente ya!
En este momento me encontraba caminando rumbo a la habitación de hotel que nos habían dado al llegar a Las Vegas. Edward me seguía a un metro y medio de distancia, refunfuñando constantemente y maldiciendo sin sentido alguno. Yo pretendía ignorarlo, pero no era cosa fácil si no cerraba la boca y me dejaba pensar. ¿Qué se suponía que hiciera? ¿Fingir que éramos un matrimonio feliz? ¿No pedir el divorcio de nuevo?
¡Oh, por favor! Antes muerta que seguir casada con una persona que no siente absolutamente nada por mí. O por la que yo no siento nada, debo agregar también. Mis planes de boda nunca coincidieron con estos, y dudo que lo hagan a futuro. Si es que me quedan deseos de contraer nupcias después de todo este asunto.
Sólo pensar en Marco Vulturi…
- Flash Back -
Heidi nos condujo hasta un pasillo oculto, algo que no habíamos notado al visitar a Aro Vulturi esa mañana. Era capaz de observar la desvergüenza de esa chica, quien no dejaba de mostrarme sus sonrisas de burla y coquetear con el chico que en esos momentos era conocido como mi esposo.
No es que me molestara el hecho de que una total desconocida, en exceso atractiva, coqueteara con mi marido, pero era insoportable que pretendiera molestarme de un modo tan simple, lo cual si lograba afectarme, aunque no del modo que ella deseaba hacerlo. Por mí podía quedarse con él…
Mi propio pensamiento me hizo paralizarme un segundo, ¿acaso yo…? No, eso no era posible. No es que estuviera interesada en Edward Cullen de algún modo, así que esa sensación de fastidio no podrían ser…celos.
Alejé la idea de mi cabeza lo más pronto que me fue posible. Aquello era lo más idiota que se me podía haber ocurrido. Prueba legítima de que la situación se estaba saliendo de control y comenzaba a perturbarme de un modo en extremo insano. Era momento de presentarse ante la única persona que podría lograr que mi mundo se pusiera a girar de nuevo, y claro, en el sentido correcto.
La mujer de ojos burlescos se detuvo ante una puerta que rezaba el nombre de mi única esperanza. Llamó suavemente y sonrió al hombre que reconocí como su padre, como mi salvador, como Marco Vulturi.
El hombre era de piel blanca, demasiado pura. Su cabello negro caía suelto, lacio y brillante. Sus ojos eran de un color grisáceo, llenos de una dulzura propia de todo padre. Sus labios llenos y tentadores se curvaron en una sonrisa cordial. Y sus manos adoptaron una nueva posición cuando nos vio junto a su hija.
Y no pude evitar sonreír. Marco Vulturi era a simple vista una persona comprensiva, capaz de acabar con esa pesadilla en la que me había metido por beber de más.
- Fin del Flash Back -
¿Comprensiva? ¡Já! Nunca juzgues un libro por su portada. Marco Vulturi no era tan lindo como podía llegar a parecer.
Había demostrado poco interés en los motivos que nos llevaban ante él, estaba en contra del divorcio. Marco Vulturi había perdido a su esposa al nacer su única hija, cosa que lo sumió en una depresión atroz que lo dejó a un paso de su lecho de muerte. El solo recuerdo de aquél amor tan puro que sentía por su mujer, y la pequeña niña que se sentaba junto a su cama cada día y le tomaba la mano, lo obligaron a ponerse de pie de nuevo y seguir con su vida. Construir un futuro para la pequeña Heidi.
Sin embargo, algo había quedado marcado en el corazón del hombre: un deseo porque las parejas de casados jamás se separaran. Él hubiera disfrutado, sin duda alguna, la compañía de su mujer hasta el fin de los tiempos; así que, por idiota que me pareciera en ese momento, era lógica su aversión a los divorcios. Marco Vulturi creía que nuestra relación tendría futuro. Tenía fe en que Edward Cullen y yo podríamos llegar a comprendernos y descubrir el modo para ser un matrimonio ejemplar.
Para pesar de Marco, yo no estaba dispuesta a intentarlo. No por mi propia voluntad…
Edward POV
Bella parecía realmente molesta cuando escuchó la negación del Sr. Vulturi. El hombre había aclarado los motivos por los que solía denegar esos permisos de inmediato y, hasta cierto punto, era capaz de comprenderle.
Aún así, me parecía completamente desaprobatorio el comportamiento de mi "feliz" esposa. ¿Podía ser más infantil, acaso?
Isabella no estaba manejando la situación como un adulto y yo no lograba entender el por qué de todo ese teatro, hasta el momento. Era cierto que ninguno de los dos había planeado que pasara todo eso, y menos del modo que lo hizo, pero tampoco era para portarse como si el resto del mundo fuera culpable de nuestros propios errores.
Una vez en la habitación, le di a Bella el espacio que exigía de forma silenciosa. Yo también necesitaba un poco de tiempo a solas. Reflexionar la situación era la mejor alternativa ahora. Sobretodo porque Marco había dicho que debíamos estar juntos al menos dos meses antes de pensar de nuevo en divorciarnos. Algo que, muy en mi interior, me alegraba.
No tuvimos mucho tiempo para estar solos, pues pronto tocaron a la puerta. El resto de nuestros amigos estaban ahí, cargando refrescos y bolsas de frituras. Mi cara debe haber mostrado mucha confusión cuando entraron, pues mi hermano comenzó a reírse. Bella se unió a nosotros pronto, mostrando una curiosidad desaparecida de sus ojos en las últimas horas.
-Bien, veamos una película.- sugirió Alice, completamente eufórica.
-¿No van a preguntarnos como nos fue?- cuestioné a Jasper y a mi hermano, quienes negaron con la cabeza a la vez. -¿Por qué no?-
-No siento curiosidad.- respondió con sencillez Emmett, aunque en sus ojos se notaba la falsedad de sus palabras. "Si tu no tienes curiosidad… definitivamente la mía nunca existió…" No conocía a una persona más metiche que mi hermano mayor, así que lo que decía ahora era simplemente una mentira.
-Estaremos casados dos meses.- dijo Bella con un tono que no demostraba sentimiento alguno. –Es un plazo mínimo, aún puede extenderse.- Rosalie formó una mueca en su rostro al escucharla. Definitivamente, algo andaba mal.
-Entonces, tengo una buena noticia.- dijo Alice, quien sostenía en sus pequeñas manos un tazón de palomitas. –Nos vamos de viaje por dos meses a…- no sé si se arrepintió de lo dicho, o fueron los torpes movimientos de Bella los que la obligaron a callar.
Los ojos castaños de Bella ardían de furia. Esto, definitivamente, se nos estaba escapando de las manos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario