7 de junio de 2010

Atracción: Capítulo V

5. Conversación. 

Otro día que se va demasiado rápido. Tan ansiosa estoy porque se llegue el almuerzo y la clase de biología que no pienso en otra cosa.

Entramos a la cafetería y de inmediato busco la mesa de los Cullen, cuatro figuras están ubicadas en ella: Emmett, Rosalie, Jasper y Alice. Vaya decepción. Entonces escucho los pensamientos de Edward, se que esta cerca, pero aun no logro verlo...

-Isa, Edward Cullen te esta mirando- comenta Jessica.

Sigo la misma dirección de sus ojos y me topo con la figura de Edward Cullen. Mueve su mano para saludarme y me guiña el ojo para que me acerque. Está deseando que huya, lo leo en su mente. Pero no le daré el gusto. Me despido de Jessica y me encamino a la mesa donde hoy se encuentra el menor de los hijos adoptivos del doctor de Forks.

— ¿Por qué no te sientas hoy conmigo? —me preguntó con una sonrisa.

Lo hice de inmediato, contemplándolo con precaución. Seguía sonriendo. Resultaba difícil concebir que existiera alguien tan guapo. Temía que desapareciera en medio de una repentina nube de humo y que yo me despertara. Él debía de esperar que yo comentara algo y por fin conseguí decir:

—Esto es diferente.

—Bueno —hizo una pausa y el resto de las palabras salieron de forma precipitada—. Decidí que, ya puesto a ir al infierno, lo podía hacer del todo.

Esperé a que dijera algo más.. Transcurrieron los segundos y después le indiqué:

—Sabes que no tengo ni idea de a qué te refieres.- pero claro que la tenía.

—Cierto —volvió a sonreír y cambió de tema—. Creo que tus amigos se han enojado conmigo por haberte raptado.

—Sobrevivirán.- era una suerte librarse de ellos.

Sentía los ojos de todos ellos clavados en mi espalda.

—Aunque es posible que no quiera liberarte —dijo con un brillo pícaro en sus ojos. Tragué saliva y se rió. 

—Pareces preocupada.

—No —respondí, pero mi voz se quebró de forma ridícula—. Más bien sorprendida. ¿A qué se debe este cambio?

—Ya te lo dije. Me he hartado de permanecer lejos de ti, por lo que me he rendido. Seguía sonriendo, pero sus ojos de color ocre estaban serios.

— ¿Rendido? —repetí confusa. No es que no entendiera lo que decía, pero si Aro quiere que sea humana frente a él debo intentarlo.

—Sí, he dejado de intentar ser bueno. Ahora voy a hacer lo que quiero, y que sea lo que tenga que ser.

Su sonrisa se desvaneció mientras se explicaba y el tono de su voz se endureció. Estaba asustado por lo que pudiera ocurrir. Sus hermanos me miraban de manera distinta. Alice me miraba con cariño, Rosalie con odio, Emmett y Jasper, bueno ellos solo me miraban.

Pasaron unos minutos en silencio, mientras yo leía sus pensamientos y los de sus hermanos. Era algo interesante.

— ¿Qué piensas? —preguntó con curiosidad.

Alcé la vista hasta esos profundos ojos dorados que me turbaban los sentidos y, como de costumbre, respondí la verdad:

—Intentaba averiguar qué eres.

Su rostro se crispó, pero consiguió mantener la sonrisa, no sin cierto esfuerzo.

— ¿Y has tenido fortuna en tus pesquisas? —inquirió con desenvoltura.

—No demasiada —admití. Aunque claro, la tenía.

Se rió entre dientes.

— ¿Qué teorías barajas?

No había forma de admitir aquello sin descubrirme.

— ¿No me lo quieres decir? —preguntó, ladeando la cabeza con una sonrisa terriblemente tentadora.

Negué con la cabeza.

—Resulta demasiado embarazoso.

—Eso es realmente frustrante, ya lo sabes —se quejó.

—No —disentí rápidamente con una dura mirada—. No concibo por qué ha de resultar frustrante, en absoluto, sólo porque alguien rehusé revelar sus pensamientos, sobre todo después de haber efectuado unos cuantos comentarios crípticos, especialmente ideados para mantenerme en vela toda la noche, pensando en su posible significado... Bueno¿por qué iba a resultar frustrante?- si que era buena para mentir.

Hizo una mueca. Nos contemplamos el uno al otro sin sonreír. Miró por encima de mi hombro y luego, de forma inesperada, rió por lo bajo.

-¿Qué?

—Tu novio parece creer que estoy siendo desagradable contigo. Se debate entre venir o no a interrumpir nuestra discusión.

Volvió a reírse.

—No sé de quién me hablas —dije con frialdad— pero, de todos modos, estoy segura de que te equivocas.- pero cuanta razón tenia, ese estúpido de Mike.

—Yo, no. Te lo dije, me resulta fácil saber qué piensan la mayoría de las personas.

—Excepto yo, por supuesto.

—Sí, excepto tú —su humor cambió de repente. Sus ojos se hicieron más inquietantes—. Me pregunto por qué será.

La intensidad de su mirada era tal que tuve que apartar la vista.

— ¿No tienes hambre? —preguntó distraído.

—No.¿Y tú?

—No. No estoy hambriento.- Y no lo estaba.

Miré a mi alrededor y solo quedábamos nosotros. Él también hizo lo mismo y luego hablo:

-Llegarás tarde a clase. Deberías irte.-

-No pienso ir.-

-¿Por qué?- preguntó sorprendido.

-Escuché que en biología haremos la prueba del grupo sanguíneo y no lo soportaría, y gimnasia no me interesa mucho- comente divertida ante su expresión.

-¿Qué quieres hacer entonces?- me dijo a la vez que mostraba una de sus sonrisas perfectas.

-Voy a ir a mi coche a escuchar algún disco¿vienes?- no respondió, pero se puso de pie y me siguió. Al llegar al estacionamiento sacó unos cuantos CD's de su volvo y me los entregó, las coincidencias eran sorprendentes, los mismos CD's que traía en mi auto. Me sentí en el asiento del conductor y Edward en el continuo al mío. Sentía mucha curiosidad por saber sobre él y sobre Carlisle.

-Edward...-le llamé. Giró el rostro hacia mi.- Siento curiosidad por ti...-

-¿Qué quieres saber?-

-Háblame un poco de tu familia. ¿En verdad son adoptados?- se rió ante mi pregunta.

-La verdad es que si. Mis padres murieron hace algunos años-dijo-"antes de mi transformación"-pensó. Carlisle nos adoptó a todos y lo vemos como si fuera nuestro verdadero padre, es un hombre muy bueno. Mis hermanos pues, somos todos muy distintos, pero nos llevamos muy bien. Emmett es el mayor. Jasper es muy tranquilo, sabe como calmar a los demás cuando hay peleas- "ese poder que tiene para controlar las emociones es lo que nos ayuda"- Rosalie es...bueno, es Rosalie. Y Alice, ella es muy alegre y optimista, nunca debes apostar contra ella-"sus visiones sobre el futuro son un problema cuando competimos"- Y mis padres, Carlisle y Esme son geniales. Esme es una mujer muy dulce y comprensiva, Carlisle es el mejor padre que pude pedir. "Si no fuera por él yo no estaría aquí"- finalizó con una sonrisa.

-Vaya- no sabia que decir, sin necesidad de ser directa me había dicho todo lo que quería saber.

-¿Qué hay de tu familia Bella?- me preguntó completamente interesado.

-Bueno, el nombre de mi padre es Charlie, es el nuevo jefe de policía aquí en Forks, por eso nos hemos mudado, es un gran hombre: me adora y me protege, en ocasiones demasiado. Mi madre, Renée, es muy liberal y en ocasiones inmadura, trabaja aquí como secretaria para el director.- dije sin poder evitar sonreír.

-¿Cuántos años tienes Bella?- me preguntó desconcertándome un momento.

-Diecisiete- respondí.

-No los aparentas- dijo

-Tu tampoco pareces un adolescente de instituto- repuse.

-Bueno, talvez sea cierto- no agregó nada más.

Nos quedamos en silencio un momento. Luego comenzamos a ver a los estudiantes salir de clases. Sus hermanos se pararon a un lado del volvo, mientras Edward y yo seguíamos con la vista perdida. Entonces recordé lo de la carrera. Quería ver quien conducía mas rápido, si él o yo.

De pronto nos percatamos de las figuras apoyadas en su coche y ambos nos bajamos del mío para saludarlas.

-Emmett, Rosalie, Jasper, Alice, ella es Bella- me presentó Edward.

Todos me miraban confundidos después de vernos salir juntos del auto. Sonreí dulcemente y besé sus mejillas. Una costumbre que Aro me pegó para cuando recibíamos visitas.

-Muchos gusto- susurramos todos a la vez.

-Será mejor que nos vayamos-dijo Jasper.

-Oh Bella¿te gustaría venir a casa?- me preguntó una sonriente Alice. Todos la miraron enseguida, pero yo leí su mente, quería que fuéramos amigas o ¿cuñadas? Olvidemos lo último.

Le avise a Renée por pensamiento y dijo que estaba bien. Iban a subirse al volvo cuando detuve a las chicas.
-Rosalie, Alice¿les molestaría conversar un poco conmigo? Podemos ir en mi coche.

Ambas caminaron hacia mi, mientras Edward, Emmett y Jasper nos miraban sin entender. Sabia que Edward intentaría saber que deseaba hablar con ellas, en cuanto nos subimos al coche y los chicos hicieron lo mismo con el de Edward les pedí un favor:

-¿Podrían bloquear su mente un rato? No quiero que Edward nos oiga- ambas me miraron con los ojos abiertos como platos. Y sabia que los chicos estaban igual.

Temían que yo supiera algo que no debiera saber. Y no estaban equivocados.

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