3. Atracción.
La clase de gimnasia fue horrible. El profesor era un hombre joven, unos veinticinco años, y creo que eran muchos. Pensé que me dejaría quedarme en una banca por ser mi primer día de clases, a veces me sorprende lo ingenua que sigo siendo. Desde el momento en que atravesé la puerta y clavó sus ojos en mi figura, todo tuvo sentido. El uniforme que usaban las chicas era un pequeño short negro y una ajustada blusa blanca arriba del ombligo. ¡Maldición! No podían dejarlas en ropa interior de una vez...
Tomé el uniforme que el profesor me entregó mientras sus ojos recorrían una y otra vez mi cuerpo. Me dirigí al vestidor y me lo puse, genial, ahora si me comerán con los ojos. Salí apresuradamente y vi a mas de uno abrir la boca sorprendidos. Esto es el infierno. Podría matar a algunos pervertidos en este instante, solo tenia que llamarlos uno por uno con mi seductora voz y luego...¡Bella!...mi madre interrumpe mis pensamientos.
Cuando la campana sonó me sentí completamente aliviada. Volví a ponerme mi ropa normal, que si bien era corta o ajustada, era mía. Era el reflejo de mi yo interno. O eso creo.
La clase de biología no seria gran problema. Era una lección que yo ya había visto varias veces, nos mostrarían unos videos y luego nos harían un pequeño examen oral para saber si prestamos atención a la cinta.
Entré al salón y el profesor hizo que me presentara. Lo hice sin ganas, cansada. Aun así mi voz sonó musical, como siempre. Me pidió que me sentara en la última mesa, la única silla libre en el salón, grande fue mi sorpresa al ver quien se sentaba a mi lado.
Hubiera reconocido su cabello en cualquier lugar, Edward Cullen.
Me senté en la silla y lo miré de reojo. Una de sus manos se aferraba a la mesa del laboratorio y la otra estaba cerrada en un puño. Apretaba los diente y parecía no estar respirando. Movió su silla y se inclinó al lado contrario al mío, sus pensamientos se fueron abriendo para mi.
Las imágenes que se cruzaban por su cabeza eran devastadoras, pero me reí suavemente. Muchas formas de acabar con mi vida, el dolor que le causaría a ¿Esme y Carlisle? La atracción que mi olor le provocaba, los modos de seducirme y sacarme de aquí para ¿morderme? Vaya, ellos tenían razón, no se ha dado cuenta que soy una de su especie.
También esta frustrado porque...¿no puede leer mis pensamientos? Un momento, él puede, puede leer las mentes de cualquiera ¿menos la mía? Un escalofrío recorre mi cuerpo, algo extraño, aun tengo muchas reacciones humanas. Soy un tipo de vampiro extraño. Una sonrisa burlona se instala en mis labios. Muevo mi cabello hacia el lado donde se encuentra esperando su reacción. Se ha descontrolado.
Se debate entre salir huyendo o sacarme con él. Pero sigue pensando en sus hermanos, es su madre y en su padre. ¿Carlisle? Esperen¿Carlisle? He escuchado ese nombre antes, un vampiro bueno, vegetariano igual que nosotros, un viejo conocido de mis tíos. Estoy asombrada, él conoce a Carlisle. Vive con él, es su hijo, en cierto sentido.
El vampiro de ojos dorados siempre ha sido mi ejemplo a seguir, por eso dejé la dieta de mi familia, por eso solo cazamos animales, por Carlisle.
Ha empezado a llover y el aula se esta helando. La calefacción es encendida. Miro de nuevo al menor de los Cullen, ahora esta peor, el aire de la calefacción esta enviándole mi aroma con más fuerza.
Entonces un aroma dulce me golpea de lleno. Abro los ojos incrédula¿por qué no lo había sentido antes? Giro mi rostro hacia él, se ha acercado más, sus ojos se han vuelto negros y se que los míos también, la sed nos esta venciendo.
Su aroma me tiene tan atrapada como el mío a él. Atracción.
Eso es lo que esta ocurriendo, mi aroma y el suyo se están atrayendo. Nuestros instintos nos dominaran en cualquier instante y todos estos alumnos serán testigos de nuestra verdadera naturaleza.
Ha ideado la forma de seducirme para que le siga. Y estoy segura que funcionará.
Mis instintos me dominan, estoy a punto de clavar los dientes en la persona que esta frente a mi, pero mis padres frenan mis pensamientos. No puedo hacer esto. Piensa en Carlisle, Bella, piensa en él, en su ejemplo. Le doy la razón a la voz de mi cabeza y escucho sonar el timbre.
Tomo mis cosas dispuesta a salir de ahí apresuradamente. Cuando llego a mi coche el volvo ha desaparecido. Se que los otros Cullen están aquí, puedo oír la preocupación y el desconcierto por lo ocurrido. No saben que ha pasado con Edward.
No se dio cuenta que soy un vampiro. Cree que soy humana y a huido. Tiene miedo a que su autocontrol falle y a abalanzarse sobre mi dispuesto a matarme, pero eso no ocurrirá.
Aunque mi olor sea el mismo, no hay una gota de sangre corriendo por mis venas. Debió haberse dado cuenta, pero no lo hizo.
Subo al coche y en menos de tres minutos estoy en casa, me encierro en la habitación donde esta el equipo de sonido y pongo un disco, cierro los ojos y me dejo caer pesadamente sobre el sillón, esto no puede estar pasando.
Bloqueo mi mente y me dejo sumergir en la inconciencia. Algo que solo yo puedo hacer, encerrarme en mi mente y no salir hasta que lo desee. Es como dormir sin hacerlo. Morir en vida. Otro don, otra habilidad. Un descanso de los pensamientos de todos. Una reacción de mi parte todavía humana hacia los problemas. Una parte de mi pasado.
Pasadas unas horas me levanto y salgo de la casa. Subo al coche y comienzo a dar vueltas por el pueblo, estoy un poco mareada, no puedo apartar el olor de Edward de mi cabeza. Algo malo va a ocurrir.
Deseo verlo, en un segundo podría llegar a su casa, pero se que no esta ahí. Tenia pensado marcharse de Forks, no cree poder controlarse al tenerme cerca, pero cuando vuelva todo se arreglará. Quería jugar un poco con él. No es que yo sea mala o que no tenga nada mejor que hacer, es solo que Edward es distinto a lo que he conocido...y bueno, iba a mostrarme como una adolescente normal hasta saber si éramos iguales o no. Pero no imaginaba una situación parecida.
El también puede leer mentes, pero no la mía. Sin embargo, yo si puedo leer la suya. Es un poco extraño, pero es cierto. Talvez si llamo a mis tíos, ellos me digan que hacer.
Regreso a casa, primero discutiré esto con Renée, luego veré que hacer. Solo espero que Edward regrese pronto.
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