11 de agosto de 2010

Amor de Verano: Capítulo I



Capítulo I:

Vacaciones

Estaba ansiosa por escuchar el timbre sonar, pero como siempre, el tiempo parecía ir mucho más despacio, y cuando estaba segura que avanzaría, parecía retroceder. ¿Por qué siempre es así? Sentía que los segundos se alargaban mientras esperaba que la manecilla grande se detuviera en el doce y la pequeña en el tres, anunciando el final de las clases y el inicio del periodo vacacional.

Giré mi rostro hacia la derecha, chocando mis ojos con la mirada enfurruñada de una de mis mejores amigas: Alice Brandon. Alice es una chica delgada y de buena figura, su cabello es de un color negro intenso y siempre lo ha usado corto, con un pequeño copete cubriendo su frente y las puntas hacia fuera. Tiene una piel tan clara y lisa como la porcelana, los ojos de un profundo color avellana, y sus labios son atractivos, lo que le da el aspecto de una muñequita.

Le sonreí con fastidio y me regresó el gesto, para luego centrar su atención de nuevo en el aburrido discurso que la profesora Contreras estaba dando, algo que desesperaba a todos más de lo normal. La profesora Contreras es una mujer mayor, de cabellera rubia y piel morena clara, sus ojos son cafeces, pero su voz es tan suave, pausada y baja que siempre termina durmiéndonos, a demás de eso, imparte la materia de Historia, lo que tampoco ayuda mucho a mantenerme consciente durante su hora de clase.

Cambié de postura por millonésima vez en los últimos cuarenta y cinco minutos, pues las clases duran alrededor de cincuenta minutos, y eché una mirada discreta a la persona a mi lado izquierdo. Mi otra mejor amiga: Rosalie Hale. Rosalie es una muchacha escultural, parece la típica chica rubia de ojos azules salida de una revista para caballeros. Es una diosa en lo referente a la belleza, y muchos la consideran un buen partido, pero no es una chica fácil ni tonta como muchos piensan, es un cerebrito andante. Eso es para que no digan que las rubias no piensan.

Captó mi mirada con sus zafiros luminosos y sonrió de esa forma que deja sin aliento a la población masculina. Me reí disimuladamente y ella me lanzó una mirada de amenaza, aunque eran en plan broma. Rosalie, Alice y yo hemos sido las mejores amigas desde los cinco años, y ahora las tres tenemos diecisiete; doce años de diversión, secretos y amistad sincera. No pude evitar sonreír de nuevo, mientras centraba mi atención en el reloj de pared sobre el pintarrón blanco.

El tiempo parecía ir más despacio. ¡Sólo había pasado un minuto! Estrellé mi frente contra la paleta delmesabanco, pero pronto recobré la compostura, recordando que la profesora Contreras aún estaba hablando y podría preguntarme algo -como era su costumbre- en cualquier momento.

Una bola de papel impactó contra mi nuca y me giré molesta, aprovechando que alguien había llamado a la puerta y la profesora no podía verme. Desde su asiento, tres lugares detrás de mí y en la fila de mi derecha, se encontraba el hermano mayor de Alice: Emmett Brandon; quien por haber nacido durante los meses ya incluidos en el ciclo escolar -a pesar de ser un año pasadito mayor que su hermanita- debía cursar con nosotros. Me sonrió de esa forma burlona que tanto disfrutábamos y yo bufé fastidiada, ¿por qué todos se habían puesto en mi contra?

Emmett es un chico alto y musculoso, muy divertido y en ocasiones infantil. Su cabello es rizado y castaño, tiene los ojos del mismo color que su hermana, avellana. Su piel es tan pálida como la de sus padres, y la mía.

Emmett se rió de forma estridente, logrando captar la mirada de varios compañeros nuestros, incluida la de Rosalie, quien le sonrió de esa forma seductora. Vi la sonrisa del mayor de los Brandon ensancharse al ver a tan despampanante admiradora mirarlo. Me reí y Rosalie me miró enfadada, pues Emmett había centrado su atención en mí y no más tiempo en ella.

En mi misma fila, tres lugares atrás, se encontraba el hermano gemelo de Rosalie: Jasper Hale. Él es un chico reservado y muy aplicado, pocas veces habla - a menos que esté con nosotros- y ama la historia, es quien me ayuda a estudiar para mis exámenes. Tiene los ojos tan azules y el cabello tan rubio dorado como su hermana, y al igual que ésta, tiene el porte de un supermodelo o un actor de Hollywood. Pero no presume de sus encantos, bueno, casi nunca.

La mirada de Jasper captó la mía en un instante y luego se escabulló hasta Alice. Era obvio que mis mejores amigos tenían un amor secreto, aunque yo era la única que parecía darse cuenta. Pero, ¿realmente deseaba que se formaran dos parejas en nuestro grupito?

Una parte de mí insistía al decir que sí, que los cuatro merecían alcanzar al amor de sus vidas -aunque solo fuera un rato- y ser felices; pero la otra parte, gritaba que no, pues dejaría de tener a mis mejores amigos juntos, y si terminaban en malos términos, doce años de aventuras irían a parar al olvido. Agité la cabeza consternada, cuando la puerta se cerró de nuevo y la maestra retomó su lugar frente al grupo. Bufé exasperada y miré el reloj de nuevo.

¡Un minuto y seríamos libres! Mi corazón se agitó con violencia ante ese pensamiento, pronto -muy pronto, solo sesenta segundos más- podríamos correr por los pasillos. ¡El verano finalmente había llegado!

La profesora terminó de hablar -por fin- y nos deseó unas felices vacaciones, al tiempo que la campana anunciaba el fin de un ciclo escolar que ahora quedaba en el pasado y daba pie a los dos meses más maravillosos en la vida de cualquier estudiante.

Mientras terminaba de guardar mis cosas en la mochila, sentí una mano posarse en mi hombro. Giré el rostro para ver a la persona que intentaba captar mi atención, y mi mirada chocó con unos entusiasmados ojos azules. Sus labios se curvaron en una sonrisa y al final se decidió a hablar:

-¿Qué hay, Bella?- su voz sonó con fuerza en mis oídos, pues siempre que escuchaba ese timbre sabía que habría una invitación a salir implicada.

-Hola, Mike.- saludé educadamente. Mike Newton es uno de mis compañeros de clase desde los doce años, aunque a intentado salir conmigo en una "cita real" desde los quince. Es un chico de mi estatura, piel bronceada suavemente y cabello rubio, ojos azules y sonrisa de sinvergüenza. Muchas de las chicas del colegio se mueren por él, a excepción de mis amigas y yo.

Hablando de mis amigas, ¿dónde están? Sentadas sobre el escritorio del profesor -ahora ya no presente- se encontraban ambas, discutiendo acaloradamente sobre algún paseo de compras, pues lograba ver las llamas en los ojos claros de Alice. Emmett y Jasper, en cambio, hablaban sobre el nuevo videojuego que había sido sacado al mercado. Creo que eso es lo único que tienen en común, eso y que ambos están enamorados de la hermana del otro.

-¿Bella, me estás escuchando?- preguntó Mike completamente molesto, mientras agitaba su mano frente a mi rostro.

-Mmm…si.- dije no muy convencida, pero él vio la farsa en mis ojos y suspiró cansadamente.

-Te preguntaba si querías ir al cine hoy en la noche conmigo, talvez podamos ir a cenar luego, o hacer lo que quieras…- ¿cuántas veces debes decirle que no a una persona para que entienda que no te interesa de ese modo? En sus ojos brillaba la esperanza, y me dolía en el alma tener que rechazarlo de forma tan cruel, así que suspiré y me resigné a lo que iba a hacer.

-¿Puedes recogerme a las seis, Mike?- pregunté con una pequeña sonrisa, que aunque no era de emoción o alegría, el supo interpretar a su manera.

-A las seis en punto paso por ti, Bella.- gritó antes de salir corriendo del salón de clases. Pronto sentí la mirada de mis amigos clavada en mi nuca. Me giré lentamente, notando los rostros contrariados de los gemelos, la boca abierta de Alice y las lágrimas -provocadas por las risas que intentaba frenar- de Emmett.

-¿Aceptaste?- chillaron ambas al notar mi sonrisa avergonzada. Asentí todavía algo sorprendida por mi propia decisión y me dejé caer sobre mi banco, sintiendo que había cometido un grave error.

-¿Cómo pudiste decirle que sí?- me cuestionó Rosalie algo contrariada. Y no era para menos, yo nunca aceptaba una cita, y mucho menos con Mike Newton. Me encogí de hombros mientras pensaba en la verdadera razón, cuando por fin di con ella - o creí hacerlo- se la dije:

-Bueno, Rose.- comencé nerviosa ante su mirada de reproche. -Sabes que Mike lleva invitándome a salir por más de dos años, creo que era justo darle una oportunidad.- Emmett se echó a reír alocadamente. Le dediqué una mirada de furia, y poniéndome la mochila al hombro salí con paso firme del aula.

Me interné en los pasillos semi desiertos rumbo a la salida. Detrás de mí escuchaba los pasos y cuchicheos de cuatro personas, a quienes no miré. Sabía quiénes eran, así que dedicarles una mirada asesina no bastaría para hacerlos callar como frecuentemente pasaba con los demás. Tan distraída iba que no me di cuenta que choqué con alguien, los libros que la muchacha cargaba cayeron al suelo y ambas terminamos sentadas en el suelo.

-Oh, disculpa, Bella.- escuché la voz y supe de quien se trataba incluso antes de alzar la mirada. -Iba algo distraída.- dijo avergonzada.

-Es mi culpa, Ángela.- me disculpé mientras recogía algunos de sus libros y le tendía la mano para que se levantara. Ángela Weber es una chica de mi curso, solo que va en otro salón. Fuimos compañeras durante secundaria, por lo que todavía somos muy buenas amigas. -¿Y Ben?- pregunté extrañada al no ver a su novio cerca.

-Ben se ha adelantado al coche, partimos hoy mismo rumbo a la playa.- dijo con las mejillas sonrojadas.

-¿A la playa?- pregunté con fingida sorpresa. -¿Tú y Ben, solos?- su rostro adquirió un tono escarlata y asintió, mientras escondía el rostro tras un libro. -Es broma, Ángela.- dije riendo, logrando que su expresión se suavizara y su piel volviera al tono natural.

-Eres imposible, Isabella.- dijo a modo de regaño. -¿Por qué no se vienen los chicos y tú con nosotros?- preguntó educadamente.

-¿Lo dices en serio?- ahora si estaba sorprendida. ¿Realmente nos invitaba?

-Bueno, Ben tiene una gran casa en la playa y piensa invitar a varios de sus amigos, me dijo que hiciera lo mismo…- sonrió de esa forma dulce e inocente, como solo ella podría hacerlo.

-Estoy segura que sería genial.- dije felizmente, pero pronto recordé mis planes. -Pero hoy tengo una cita con Mike…- Ángela se echó a reír divertida.

-Por fin has caído, Bella.- su sonrisa de burla era algo que nunca había visto. -¿O debo llamarte Sra. Newton?- abrí los ojos desmesuradamente y sentí mi quijada chocar contra el suelo. ¿Señora Newton? Se me revolvió el estómago de solo pensarlo.

Ángela se rió de nuevo, divertida y musicalmente. Era su modo de cobrarse mi comentario sobre la salida con su novio a la playa.

-Muy graciosa, Sra. Cheney.- dije molesta y conseguí que se sonrojara de nuevo al usar el apellido de Ben.

Sacó una pluma de su bolso y jaló mi brazo, apuntando en la palma de mi mano un número de celular. -Llámame si cambias de opinión, realmente me gustaría que pasaras el verano con nosotros, Bella.- asentí conmocionada por su sinceridad. Si no fuera porque los chicos me esperaban con impaciencia, y mi rimel no era a prueba de agua, me hubiera puesto a llorar.

-Iré, Ángela.- le aseguré antes de besar su mejilla y emprender el camino al estacionamiento, al lado de mis mejores amigos.

En el aparcamiento estaba el coche de los gemelos, el que normalmente usábamos para transportarnos, de todas maneras, nunca salimos por separado.

Carlisle y Esme Hale, los padres de Rosalie y Jasper, son personas realmente encantadoras; Carlisle es médico, un cirujano reconocido a nivel mundial, y Esme, se ha dedicado al diseño de interiores desde temprana edad, ha publicado su propia revista y es realmente buena en su trabajo. Ambos son personas exitosas y muy atractivas, la primera vez que vi a Carlisle casi me da un ataque al corazón. Si sus hijos te quitan el aliento, debes imaginar que cerca de ellos te olvidas de respirar.

Jasper conducía hoy, y en el asiento del copiloto iba Alice. Notaba las miradas furtivas que se dirigían al pensar que nadie los observaba, ¡pero qué equivocados estaban! Me parecía muy lindo verlos actuar tan disimuladamente, aunque no podía evitar sentirme un poco celosa al ver que todos tenían a alguien menos yo. Y de sólo pensar en mi cita con Mike me ponía peor…

Fuimos directos a mi casa, pues se había decidido que hoy me tocaba a mí preparar el almuerzo para todos. No era extraño que nos turnáramos para ese tipo de cosas, pero por lo general, ellos preferían comer en mi casa que en las suyas.

Eleazar y Carmen Brandon, son personas geniales. Eleazar es abogado, un hombre justo y cordial; Carmen es administradora de una gran empresa de cosméticos. Siempre están trabajando o de viaje, por lo que Emmett y Alice pasan mucho tiempo en casa. Aun así, son padres muy buenos y han sabido educar a sus hijos, así cómo proporcionarles el amor que tanto se merecen.

Jasper aparcó en la entrada a mi cochera. No había ningún coche en ella, por lo que supuse que mis padres no estaban o no vendrían a comer. Abrí la puerta de forma apresurada, dejando caer el bolso en el sofá de la cocina y corrí a abrir el refrigerador. Estaba decidido, prepararía lasaña para la comida. No tenía mucho trabajo, y era el platillo favorito de todos, o el que me quedaba mejor.

Mis padres, Charlie y Renée Swan, siempre están ocupados. Mi padre es oficial de policía, y aunque no somos millonarios, vivimos cómodamente y él disfruta lo que hace. Hoy sale de viaje fuera del país, pero no tengo entendido a donde se marcha concretamente. Mi madre es un poco más liberal, es contadora en un despacho público, tiene un horario flexible y por lo general siempre está en casa; aunque hay ocasiones en las que la envían como representante en algún proyecto, pues tiene mucha facilidad para hablar ante un público y en varios idiomas.

Mientras preparaba la comida, Emmett y Jasper habían puesto en la televisión una película y ahora estaban acostados en el suelo viéndola. Por el contrario, Rosalie y Alice había subido a mi cuarto, dispuestas a preparar todo para mi "cita" de la noche.

Estaba convencida que no sería tan malo salir con Mike. Me llevaría al cine a ver una estúpida comedia romántica, fingiría disfrutar la película, comería palomitas y bebería un refresco de dieta -por orden de Rosalie-, iríamos a cenar por ahí, o talvez me traería a casa. Pensándolo de ese modo, todo sería sencillo y entretenido, rápido y eficaz; y de ese modo, me sentiría cómoda al rechazar a Newton la próxima vez que me invitara, aunque esperaba que no lo hiciera.

Una ve estuvo lista la comida, todos nos sentamos a la mesa dispuestos a comer, justo cuando recordé la invitación de Ángela.

-Chicos, ¿qué les parece pasar el verano en la playa, en casa de Ben Cheney?- pregunté mientras removía mi comida con el tenedor. -Ángela me ha invitado hoy y…- el chillido que pegó Alice me sorprendió tanto que hasta el tenedor solté. Todos se quedaron con el tenedor a centímetro de los labios, observando aterrados a mi amiga.

-¡Es una idea estupenda!- cantó entusiasmada ante la mención de un fin de semana junto al mar. -¡Debemos ir!- y por primera vez, estuve de acuerdo con ella. Todos asintieron después del escándalo de Alice, por lo que tan pronto terminamos de comer y los chicos -Emmett y Jasper- se ofrecieron a lavar los platos, llamé a Ángela y confirmé nuestra asistencia. Eran las cuatro y media cuando por fin colgué.

Las chicas y yo subimos, me di un rápido baño y luego se dispusieron a prepararme. Tenía siglos sin salir a una cita real. Había tenido un novio a los quince y medio, Seth Clearwater, pero era un chico un año menor, por lo que ambos lo vimos como un juego solamente. Duramos un mes saliendo juntos, y puedo decir que fue divertido, pero todo terminó de forma rápida y yo me alejé de los hombres para centrarme en mis estudios.

Después de lo que me pareció una eternidad, por fin escuché a las chicas susurrar que estaba lista. En el momento en que me puse de pie para mirarme en el espejo, por la puerta aparecieron Emmett y Jasper, quienes al verme abrieron los ojos desmesuradamente. Me asusté ante eso, corrí al espejo y lo que vi me dejó helada.

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