18. Tortura.
-¿Bella?- una voz hablaba en mi oído intentando captar mi atención, algo que al parecer no estaba consiguiendo.
-Mmm- no era una respuesta sensata, considerando que estaba dormida...seguía pareciéndonos extraños a todos que con frecuencia apagara mi mente para tomar un merecido descanso. Pero eso casarte es algo traumático cuando aceptas que Alice Cullen y Rosalie Hale –junto con Heidi y Jane- te ayuden a preparar todo para el mejor día de tu no vida.
-Oh vamos, tonta. Falta poco para la boda...-la voz de Alice sonaba desesperada, aunque una parte de mi se esforzaba por considerarla parte de una pesadilla. ¿Y como que faltaba poco? Por lo menos unos dos meses...quizás unas horas menos a eso...yo que sé; pero de que faltaba, faltaba.
-Déjame dormir, Alice- mi voz sonaba cansada, algo aun más anormal en un vampiro...y de todas formas, ¿desde cuando un vampiro era algo normal? Una pequeña risita escapó de mis labios ante ese pequeño detalle.
Sentí el contacto de una mano sobre la piel de mi mejilla y con pesadez abrí los ojos, una cosa era que Alice gritara y saltara por mi habitación y otra es que me tocara para...pero no era ella quien estaba conmigo ahora. Los ojos dorados de Edward estaban fijos en los míos y por un momento me sentí deslumbrada. Estaba empezando a creer que ni siquiera como vampiro encajaba en el mundo.
Se me escapó una risita tonta, definitivamente dormir me ponía de buen humor.
-¿Qué es tan gracioso, amor?- sus ojos curiosos solo causaban que riera aun más...era tan lindo. Pero estaba avergonzada ante mis locas ideas. Tomé la sábana con la que me cubría para no pasar frió –aunque en realidad lo hacia para que no me molestaran- y me cubrí el rostro con ella. Intentó apartarla, pero no pudo.
Una sonrisita de boba enamorada se formó en mis labios al verlo desistir. Suspiró derrotado y me di el lujo de sentirme ganadora por primera vez desde que nos conocimos. Pero como siempre...él fue más rápido que yo, y antes de que pudiera protestar, su cuerpo se encontraba sobre el mío, ambos bajo la delgada manta que nos cubría.
Parpadeé varias veces ante el desconcierto. Estaba segura que de haber podido- y agradecía no poder- me hubiera sonrojado enormemente. Mi respiración se entrecortó ante la sorpresa y me sentí una completa idiota. Ni siquiera como humana me hubiera permitido verme envuelta en una situación similar, en mi época –aunque usar esa palabra me haga parecer vieja- este tipo de acercamiento era mal visto por la sociedad.
Cuando sus labios atraparon los míos en uno de sus tantos besos juguetones...mandé al diablo a la sociedad. Después de todo, la época ya no era la misma.
Mis brazos se aferraron a su cuello con tanta fuerza, que de ser humanos lo estaría estrangulando; pero eso era lo grandioso de los dos: ninguno era humano. Vampiros, uno; humanos, cero. Y los pensamientos estúpidos seguían surgiendo en mi mente.
Cuando su boca abandonó la mía, buscó mis ojos con curiosidad...porque yo me reía como tonta de nuevo. Definitivamente dormir me afectaba. Los pensamientos de Edward estaban revueltos: por un lado buscaba la razón de mi aparente felicidad –se debatía en que acababa de aceptar nuestra boda...o había encontrado el modo de escapar- y por otro lado, pensaba en lo que sentía por mi...y se preguntaba que sentía yo por él. Era demasiado dulce para ser una criatura de la noche. Si, otra comparación boba. Definitivamente hoy iba a ser un día de esos que nada es normal.
-Sabes que sí...más que a mí misma- mi voz fue un susurro y se perdió en el reciente silencio, mientras mi novio me contemplaba con sus ojitos traviesos.
-Comienzo a pensar que no es bueno que leas mi mente- su sonrisa era la que mas me gustaba y por un momento agradecí que no pudiera leer la mía.
-Yo agradezco que no escuches la mía...pienso cada tontería que jamás ibas a dejar de reírte-
-¿Es por eso que estas tan contenta?- su voz estaba impregnada por esa curiosidad que yo siempre le causaba.
-Si...y no te preocupes, aun no se como escapar de la boda con una vidente en casa.- me reí ante mi comentario, era el día de "Bella se comporta como idiota, disfrútenlo". Y mi risa sonó un poco más fuerte.
-¿Qué piensas, Bella?-preguntó unos minutos después de mi repentino silencio. No había notado que ya no estaba presente en este mundo, mi mente viajaba al pasado y al verle estancada en los recuerdos, me quedé ida.
-En mi vida humana...nunca creí convertirme en lo que soy ahora...solo recordaba...- mi voz sonaba extraña, como si quisiera llorar.
-¿Qué recordabas?-
-Mi infancia, mis amigos, los paseos y excursiones a la playa...todos mis planes para el futuro...-
-¿Te arrepientes de ser un...vampiro?-
-No, de no serlo nunca te habría conocido-
Nuestros labios volvieron a encontrarse. Sus manos estaban alrededor de mi cintura y me pegaban a su cuerpo; mis brazos volvían a enredarse en su cuello mientras que mis caderas se presionaban a las suyas, buscando un contacto más íntimo. Sus labios comenzaron a descender por mi cuello, mis dedos jugaban con su cabello y el torrente de emociones era intenso. Nos besábamos una y otra vez, dulces y lentos, apasionados y violentos; cuando comenzó a subir lentamente mi blusa empecé a jadear. Y luego...
Alguien abrió la puerta. Edward y yo nos destapamos un poco para ver quien era la causa de nuestra interrupción, solo para encontrar –igual que siempre- a Alice sonriéndonos con picardía.
-Lamento interrumpir...pero Bella debe ver algunas cosas para la boda...-en su voz se notaba que no lo sentía. Suspiré enfadada y volví a cubrirnos con la sábana.
-Oh. Vamos, Bella- la melodiosa voz de Edward solo me molestó más.
-Falta mucho...otro día, Alice...-
-Bella, la boda es en tres semanas-
-¿Tres semanas?- ¡¿Cómo que tres semanas? Pero si hoy es...oh, no. Me caso en tres semanas.
-Vámonos, Bella. Edward, sal de su cama ahora o jamás lo hará ella.-
-Esta bien...que comience la tortura-
No hay comentarios:
Publicar un comentario