12. Verdad
No se cuanto tiempo llevo inconsciente. Abro los ojos con pesadez e intento ver dónde estoy. Parpadeo unas cuantas veces hasta acostumbrarme a la luz en la habitación. Luego siento siete pares de ojos clavados en mi figura. Me siento en el sillón donde antes estaba acostada aún con la vista perdida. No pienso en nada, no sé como decirles a mis padres lo que está por ocurrir.
Todos me miran atentamente mientras sigo ida. Jasper envía ondas de calma por todo el cuarto intentando tranquilizarme en su mayoría a mí, pero nada funciona. Comienzo a sollozar suavemente apoyada en el pecho de Edward, quien se acaba de sentar a mi lado. Sigo temblando, no se si es a causa del miedo que siento desde su marcha en el centro comercial o por la frustración de haber perdido mi voz.
Le hablo a mis padres a través de mi mente en un intento de tranquilizarme. "Charlie, Renée, no puedo escuchar sus pensamientos, si pueden escuchar los míos llámenme ahora, algo malo ha pasado...por favor...¿me escuchan? No puedo hablar...por favor...Renée tengo miedo..." seguía sollozando cuando mi teléfono celular comenzó a sonar.
-Bella, cielo¿qué ha ocurrido?- "¿Me escuchan?" –Claro, princesa. ¿Qué ha pasado, Bella? Me estas asustando- "Él ha venido...nos encontramos en el centro comercial... yo..." -¿Quién Bella?- "Los necesito" -¿Dónde estas?- "En la casa de los Cullen...me he desvanecido..." –Vamos para allá-
Todos me miran sin decir nada, pero están alarmados, pues hasta hace un momento se escuchaba el murmullo a través del celular, solo murmullos y yo no decía nada a pesar de que la persona del otro lado si. En unos minutos tocaron a la puerta, mi mirada se despegó del suelo para clavarse en ella. Carlisle se levanta y abre, Renée y Charlie pasan de todos los presentes hasta situarse frente a mi, la charla inicia. Ellos preguntan y yo respondo por pensamiento, sigo sin poder oírlos.
-¿Bella?- pregunta mi madre con la preocupación brillando en sus ojos.
-Cielo¿qué pasó en el centro comercial?-
Los Cullen se mantienen en silencio esperando oír mi respuesta, algo que no va a pasar.
-"Estaba de pie fuera de una tienda cuando lo vi. Él me reconoció y se acercó"-
-¿Qué quería?- cuestionó mi padre apretando los puños. Ambos estaban arrodillados frente a mi, yo los miraba desde mi asiento en el sillón y mantenía mis ojos clavados en los de mi madre.
-"Dijo que estaba en Forks para hacerme una visita...estaba solo"-
-¿Dónde están...?-preguntó mi madre con curiosidad.
-"No lo se...dijo que ellos vendrían que no dudara en ello...que anhelaban nuestro reencuentro..."-comencé a sollozar de nuevo.
-¿Qué pasó después?-
-"Me abrazó..."-
-¿Qué?- mi madre se aferró a la camisa de mi padre, apoyando su rostro contra el brazo de éste. Charlie apretaba con más fuerza los puños.
-"Dijo que nos volveríamos a ver pronto y luego él...él..."- me costaba mucho decir lo último...los sollozos seguían sin control, mis padres se pusieron de pie y me obligaron a levantarme. Mi madre tomó mi rostro entre sus manos y me miró a los ojos. Comencé a temblar más fuerte, no podía pensar estaba asustada y entonces sentí una bofetada, mi madre acababa de golpearme. Llevé la mano a la mejilla y clavé mis ojos en los suyos.
-¿Qué te hizo Bella?-preguntó alzando la voz mi padre.
-"Me dio un beso..."-
-¿Dónde?- señalé mi mejilla al escuchar su pregunta.
Renée cayó al suelo sollozando y Charlie se inclinó para protegerla con su abrazo. Los Cullen no decían nada, se mantenían tensos alrededor de donde estábamos. Edward no era capaz de leer nuestra mente. Estaba segura de ello.
-Ma...má..- susurré cuando sentí que podía hablar. Me agaché y la abracé, el sentido estaba volviendo a mi, ahora que los tenia a los dos conmigo me sentía mejor.
-"Regresaremos a Italia mañana mismo"- pensó mi padre. Ya podía escuchar sus mentes.
-No, papá no. Por favor, no-susurré una y otra vez.
-"Es lo mejor Bella"-
-No lo es. No quiero irme. Hablaré con mis tíos sobre esto-
-"Nos iremos de igual modo. Prepara tus cosas"-
-No hay nada que podamos hacer. Desde el momento que me dio el beso todo inicio...-dije en un volumen apenas audible.
-¿Cómo lo permitiste?-esa era Renée, sus ojos evitaban los míos a causa del terror, pero sus sollozos habían cesado.
-¿Cuándo inicia la...?-cuestionó mi padre. Estaba furioso, pero bajo su mascara de frialdad brillaba la preocupación y el miedo provocado por ellos.
-Mañana en la noche, usaran el fin de semana para ello y todo acabará a mas tardar el amanecer del lunes.-respondí. A mi mente llegaron los pensamientos de todos, quienes preocupados por lo que ocurría y los dos extraños en su casa bombardeaban a Edward con preguntas a las cuales no podía responder sin mi ayuda.
-Lamento todo esto.-comencé mi discurso recién elaborado.- Ellos son mis padres, Renée y Charlie Swan. Los he llamado apenas me desperté. Realmente siento nuestra falta de modales, pero tenemos un pequeño problema familiar y era necesaria su presencia de inmediato.-Edward estaba a mi lado en un segundo sujetando mi mano.
-Como ha dicho mi hija, les pedimos una disculpa por nuestra descortesía. Pero cuando Bella nos llamó asegurando que las cosas estaban mal y que nos necesitaba no pensamos en nada más y llegamos tan pronto como nos fue posible. Creo que Bella no ha hablado con ustedes todavía...-dijo él.
-Se lo explicaré ahora, papá. Vayan a casa a preparar todo...-dije.
Ambos me miraron un segundo y luego asintieron. El momento de la verdad ha llegado...¿cómo empezar?
-Bueno, esto...verán...creo que aun no me presento ante usted Carlisle- no pude evitar la emoción al pronunciar su nombre y verlo frente a mi. – Soy Isabella Swan, Bella. Soy, bueno Edward es...-
-Es mi novia- dijo Edward. Su familia sonrío al escucharlo y yo solo lo pase por alto.
-Hay algo que debo hablar con todos ustedes.- Edward y yo nos sentamos en uno de los sillones, al igual que el resto de mi familia. Mi "novio" puso en mi regazo el precioso puma de felpa y me abracé al animal para darme valor. – Bueno, primero que nada quiero disculparme contigo Jasper, sé que fui un poco grosera al amenazarte...-todos se giraron a ver al nombrado quien solo asintió disculpándome. –Pero quería ser yo quien se los dijera en persona...Creo que empezaré por el principio y les pido que por favor no hagan preguntas hasta el final, tampoco piensen en ellas...-tomé aire y suspiré lentamente.
-Nací aquí en Forks en 1938. Mis padres Renée y Charlie eran una pareja recién casada en aquel entonces. Luego me mudé a Phoenix a eso de los 14 años. Cuando cumplí 17 años me regalaron un viaje para los tres a Italia. Escogí una fecha cercana al día de San Marcos para conocer Volterra. Y partimos, corría el año de 1955 en aquel tiempo. Volterra era la ciudad mas atrayente que podía concebir, las leyendas sobre vampiros eran mi pasión. Siempre quise conocer la ciudad donde vivían los seres de la noche. Pero en mis planes nunca estuvo que esas criaturas existiesen, fuimos conducidos a una de las torres del edificio. Éramos parte del menú para la familia real, los Vulturis. Heidi se encargó de mostrarnos el camino ante ellos. Frente a nuestros ojos se llevó a cabo el ritual mas espantoso de nuestra existencia como humanos. Presenciamos la muerte de todos los que nos rodeaban en aquel paseo turístico. Aro, siempre tan espontáneo, aseguró un potencial prometedor de nuestra parte una vez convertidos. No tuvimos ni oportunidad de negarnos antes de ser mordidos y el infierno comenzara a arder, recibiendo a sus nuevos miembros.-
Todos me miraban incrédulos ante mi relato. Pero no podían dudar de mis palabras debido a los lugares y nombres que usaba.
-Pasamos los últimos 50 años en Italia. Luego decidimos volver a visitar Forks. Ocupamos la misma casa que hace años y mi padre retomó su trabajo como oficial. Me inscribí en el instituto una vez más para no estar sola en casa, ya que mi madre trabaja como secretaria para el Director. Fui ahí donde los conocí...Emmett, Jasper, Rosalie, Alice y Edward...lamento no habérselos dicho antes pero seguí las ordenes de mis tíos...-sonreí cuando me di cuenta que ninguno estaba resentido.
-¿Quiénes son tus tíos Bella?- preguntó Carlisle.
-Aro, Cayo y Marco. Ellos nos convirtieron y nos dieron todo lo que una vez no pudimos tener. Ellos hablan mucho de ti, siempre dijeron que eras distinto a todos...que decidiste tomar un camino distinto al que estábamos condenados...-
-¿Cuál es tu dieta, Bella?- me cuestionó. Pero Edward fue quien respondió.
-Su familia es vegetariana igual que la nuestra. Su animal es el puma-dijo lo último con una sonrisa en su rostro.
-¿Cuáles son vuestros poderes?- esto parecía un interrogatorio. Pero yo dije que preguntas al final...así que seguiré respondiendo.
-Puedo leer la mente de cualquiera, no hay excepciones ni barreras. Si alguien bloquea sus pensamientos, igual los oigo. Creemos que es a causa de mi gran facilidad para interpretar a los que me rodeaban cuando humana y a mi curiosidad por saber si acertaba. Mis padres y yo podemos leernos la mente entre nosotros. Eso explica lo de hace un rato-
-Pero¿cómo te...desmayaste?-
-Oh eso. Esos no son todos mis dones. Puedo hacerme pasar por humana con facilidad, suelo sumergirme en la inconciencia cuando me siento insegura, si hay peligro cerca o tengo miedo bloqueo todo a mi alrededor, me protejo en mi mente. A demás de eso, mantengo mi aspecto humano.-dije con una sonrisa.
-¿Por qué...?-
-Siempre he sentido asco al estar cerca de la sangre...su olor a óxido y sal era repulsivo, cuando fui transformada el olor se hizo más fuerte, decidí probar otra cosa. Los animales son suficientes. Cuando me enteré que no era la única en alimentarse de ese modo, mis deseos de conocerte se hicieron mayores Carlisle. Siempre has sido mi ejemplo a seguir, y tu sola mención me ha ayudado en repetidas ocasiones. Como cuando Edward y yo estuvimos por primera vez juntos en biología...no creí soportar su esencia o que él soportara la mía...y aquí estamos.
-Bella, una pregunta más.- la sonrisa que me dedicó me hizo sentir igual que cuando Edward me besaba. Era la emoción de conocer a tu ídolo y conversar con él...- ¿Podrías decirnos lo que pasó en el centro comercial hoy?
Me puse rígida en el sillón al solo recordarlos. Tres figuras aparecieron en mi mente al momento que sus nombres se repetían una y otra vez en mi cabeza, tres pares de ojos color borgoña se fijaron en mi y luego me estremecí.
Solo tenia esta noche para estar con los Cullen. Mañana partiríamos a Italia, esperando que ellos nos siguieran y los Vulturis los acabaran de una vez por todas.
Me disponía a hablar cuando mi celular sonó, un número que no conocía estaba escrito en la pantalla...tuve una sensación extraña...pero contesté...
La voz del otro lado sonó musical, propia de cualquier vampiro. Pero yo no pude responder, al reconocerlo mi mundo acabó de derrumbarse...
Hoy les explicaría a los Cullen todo...porque talvez esta sería la primera y ultima vez que pudiera estar con ellos como deseaba...
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