9 de junio de 2010

Un Nuevo Comienzo: Capítulo XIII


Capítulo 13. Futuro. 

Bella POV

Apenas los Cullen salieron de casa subí a mi habitación. El silencio y ese molesto vacío en la casa me hacían estremecer. En tan poco tiempo todo rastro de alegría y felicidad se había esfumado. Es increíble como se dan los cambios; cada segundo algo es distinto que el anterior, y de un modo u otro, ese nos afecta. Renée solía decir que cada cambio traía la promesa de un futuro mejor; Charlie creía que los cambios eran una oportunidad para mejorar; yo pensaba que solo eran parte de la naturaleza, algo superficial pre-establecido, ahora creo que solo son sucesos desfavorables que sumergen al mundo en miseria, dolor y desesperación. Por lo menos a mi.

Tomé un baño largo. El agua caliente recorriendo mi cuerpo helado solo representaba el contraste entre ambas temperaturas, ya no era un placer ni una obligación, ya no representaba gozo o calor, no tenia sentido. Solo era parte de la monótona existencia a la que somos condenados desde nuestro nacimiento hasta nuestro último respiro. Me sequé con la toalla y me vestí. Sacudí mi cabeza, salpicando el espejo con las gotas provenientes de mi húmedo cabello.

Una mirada a espejo bastó para darme cuenta lo patético de mi vida. La piel más pálida que al llegar a Forks, as ojeras amoratadas bajo los ojos inexpresivos color chocolate, los labios carentes de color. Estaba muerta en vida de nuevo, solo que esta vez, no había razones para despertar.

Mi mundo ya no era tal. Ahora todo era distinto.

Ya no tenia un hogar; Phoenix había perdido calor y luz tras la muerte de mi madre; Forks, ahora que no estaba Charlie, era aun mas oscuro que antes; la Push ya no era un refugio, era una condena. La muerte de mis padres y la despedida a Jacob acabaron con todas mis razones para continuar. Los Cullen ya no eran parte de mi, ni yo de ellos. Su cercanía solo era por lástima, por lo que una vez fui, estuve a punto de ser, y que en este momento no soy capaz de ser.

Salir del baño y caminar hasta mi cuarto era una tortura, atravesar ese pasillo que mi padre recorría a diario, y bajar las escaleras inconscientemente para desearle buenas noches, fue el peor castigo. Casi podía verlo frente al televisor viendo algún partido, sentado a la mesa leyendo el diario o simplemente deseándome dulces sueños. ¿Cómo era posible todo eso? ¿Por qué mi mente me jugaba esos trucos? ¿Por qué las ilusiones eran tan reales y el dolor tan intenso? ¿Qué sentido tenía todo aquello? Estaba sola, completa y totalmente sola.

Regresé a mi habitación, abrí la ventana para que el aire fresco llenara ese vacío que me atormentaba. La luna iluminaba parte del cuarto, dejando cubierto por las sombras el resto. La mecedora se movía levemente, como siempre. Las cortinas se ondeaban por el viento, las últimas gotas de lluvia caían, todo era sombrío y deprimente.

Me senté sobre la cama, y tomando del cajón un frasco me dispuse a abrirlo, igual que cada noche.

-Pastillas para dormir...vaya fraude.-

Lo arrojé contra la pared, las pastillas se expandieron sobre el suelo de madera, mientras la tapa temblaba un poco. Dormir ya no era una solución a los problemas, era un escape a la realidad. Las pastillas no ayudaban y el insomnio me hacía presa con demasiada frecuencia.

Acostada sobre el colchón, con la cabeza sobre la almohada y las sábanas cubriéndome el rostro, dejé que algunas lágrimas desafiaran mi instinto, vencieran mi resistencia y rompieran mi promesa, pero ¿qué importaba ya?

Un sonido proveniente del exterior me obligó a tranquilizarme, pero no era un sonido cualquiera, era el de alguna persona entrando a mi cuarto por la ventana. No presté mucha atención, intenté conciliar el sueño, me moví entre las colchas y mantuve los ojos cerrados. El sutil movimiento de intrusión me decía que no era Jake, el silencioso andar de la especie y el inconfundible aroma anunciaban a Edward. Y estaba segura de no equivocarme.

La mecedora comenzó a moverse con un balanceo distinto al habitual, y el resonar de mi nana inundó mis sentidos. Él estaba de nuevo conmigo, velando mis "sueños", cuidándome, como no lo hacía desde su marcha. Tan perfecto como solo él podría ser, tan cruel como solo él podía serlo, tan inhumano y peligroso como siempre, tan Edward...

-Edward...-su nombre escapó de mis labios sin pensarlo, era como en los viejos tiempos, solo que esta vez nada era igual. Se silenció un momento y escuché mi nombre brotar de sus fríos labios, esperaba algo más de mí. Sabía que anhelaba oír mis pensamientos en este momento, él creía que soñaba, que estaba dormida, pero no era así. –Vete.- no lo quería en mi vida, ya no había una tercera oportunidad. Ya no.

Edward POV

Cuando la palabra "vete" escapó de sus labios abrí los ojos asombrado. Ella me observaba desde la cama con sus ojos color chocolate inexpresivos y abiertos, en sus labios se dibujaba una sonrisa burlona. Mi Bella ya no era mía, acababa de negarme toda oportunidad de recuperarla.

-Bella, lo siento...yo...-intenté hablar con ella, hacerle ver mi error, pero me lo impidió.

-No hay disculpa que pedir, ni perdón que otorgar. Lo hecho, hecho está.-sus palabras me helaron, tan carentes de emoción, de sentimiento o rencor. No había nada en ellas, ni amor ni odio, vacías. Igual que su mirada y mi ser. Se sentó en la cama y me observó, esperando mi salida para cerrar la ventana.

-¿En verdad deseas que me marche?- no sabia que hacer o decir, ella no iba a escucharme. No iba a perdonarme, yo ya no era nada para ella. La vi asentir y desviar la mirada. Eso arruinó toda su actuación, al desviar sus ojos de mi, me reveló lo que le costaba decir que "si" a mi pregunta. No hablaba, eso no era favorecedor para ella.

Me acerqué a la cama y me senté a su lado, su cuerpo se tensó como respuesta. Sus ojos buscaron los míos y noté la furia apoderarse de su ser, en las orbes chocolate brillaba un sentimiento de odio, los puños cerrados con fuerza y los labios sin emitir sonido, me recordaba a mi mismo al luchar contra mis instintos.

La tomé por las muñecas y la atraje hacia mí, intentó soltarse, pero no se lo permití.

-Déjame, Edward.-las palabras brotaban de sus labios de forma veloz, incapaz de contener la furia en cada una de ellas. –El juego terminó, tu ganaste. Ahora sal de mi vida.- no creía en sus palabras. Sonaban reales, pero no lo eran, deseaba que no lo fueran.

Mis labios la silenciaron en un parpadeo. Se congeló en su sitio y luego se relajó, comenzó a corresponderme lentamente. Sus labios seguían siendo tan dulces como siempre, seguía siendo aquella chiquilla proveniente de Phoenix, era la misma chica que cambió mi mundo y me hizo ser feliz. No importaban sus palabras, su actitud o su imagen, su corazón y su alma seguían siendo los mismos, y eso era lo único que importaba.

Liberé sus muñecas y sin dejar de besarla la acosté en la cama. Su resistencia había caído.

Alice POV

No podía encontrarme más feliz. Había forzado una de mis visiones para ver el futuro de mi hermano y Bella. Lo que vi me dejó maravillada, él iba a conseguirlo. Estaban juntos, besándose, en el cuarto de ella. No podía determinar el día, pero si que era el primer paso para recuperar la felicidad que todos habíamos perdido por los celos de mi estúpido hermano.

-Oh, chicos. Lo va a conseguir.- mi voz llamó la atención de todos. Sus rostros se mostraron serios al principio, pero luego vi sus facciones cambiar hasta que la alegría brilló en sus rostros. Esme se abrazó a Carlisle mientras sollozaba de felicidad, Rosalie le sonreía a Emmett con ese cariño que había perdido, y yo me abrazaba con tanta fuerza a Jasper que lo sentía presa de asfixia, lo bueno es que era un vampiro.

Estábamos todos encantados, planeando el recibimiento de Bella cuando viniera a casa, intentando ver si la boda seguía en sus futuros, si la transformación sucedería pronto, cualquier indicio de éxito. Pero el futuro estaba en blanco, quizás aun faltara un poco para saberlo.

Una visión me asaltó de golpe. Era...

Tres chicas caminaban con pasos lentos por un oscuro pasillo. Las dos primeras, Bibiana y Carolina, entraban a una habitación poco iluminada, Bella las seguía de forma insegura. 

Dentro del salón donde estaban había poca iluminación. En ella había mucha gente, sombras a mi parecer, humo y algunas luces de colores por el techo. La música sonaba en el lugar a un volumen demasiado alto. 

La barra estaba llena de personas. 

Bella caminaba torpemente entre la multitud, sus labios se movían pero no era posible escucharla. Sus ojos brillaban extraños, como si estuviera a punto de llorar. 

Bibiana y Carolina había desaparecido repentinamente y ella estaba sola. 

Alguien la tomaba bruscamente del brazo y ella pegaba un brinco, en sus facciones brillaba el terror.
Luego, ambos caminaban hacia otro cuarto. Una habitación...

Ella estaba sentada en la cama, mirando a alguien...

Y luego...todo se quedaba en blanco...

-¿Alice?-la voz de Jasper me trajo de vuelta. ¿Qué había sido eso? ¿Qué iba suceder? –Alice, ¿qué viste?-su pregunta me despertó por completo. Todos me miraban expectantes esperando una respuesta.

-Bella. Algo malo va a ocurrir, yo..-comencé, pero me vi incapaz de continuar, no sabía como hacerlo. Tras una pausa y un respiro, innecesarios ambos, continué hablando y les conté todo. Ninguno de nosotros tenia idea de que iba a pasar o a que lugar hacía alusión. Quizás no era "real", alguna decisión que Bella tomó antes de nuestra intervención Algún plan que ya no se efectuaría. Esa explicación logró tranquilizarnos un poco, aunque no del todo.

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